Limpiar la caja de arena es una de esas tareas inevitables para quienes comparten su hogar con un gato. Pero más allá de sacar el “regalito” diario, también es importante saber qué hacer con él después, porque no todos los métodos son igual de seguros ni ecológicos.
¿Dónde se deben tirar las heces?
Lo más recomendable es recoger las heces con pala y depositarlas en una bolsa de plástico bien cerrada (preferiblemente compostable o biodegradable), y después desecharla en la basura no reciclable. Nunca deben tirarse al inodoro ni a la coladera.

La Secretaría del Medio Ambiente de la Ciudad de México (SEDEMA) advierte que “arrojar las heces al drenaje contribuye a la contaminación del agua y representa un riesgo sanitario, ya que contienen bacterias y parásitos que pueden afectar tanto a humanos como a otros animales”.
Además, si usas arena no biodegradable (como la de arcilla o bentonita), nunca debe mezclarse con composta o con residuos orgánicos.
¿Qué pasa si lo haces mal?
Tirar las heces en lugares inadecuados puede generar problemas graves:
- Contaminación del agua
- Propagación de enfermedades zoonóticas (como toxoplasmosis)
- Malos olores y focos de infección en espacios públicos
- Impacto ambiental si usas demasiadas bolsas plásticas convencionales
Por eso es importante usar productos amigables con el medio ambiente y tener una rutina de limpieza responsable.
¿Y qué tipo de arena es mejor?
Hay muchas opciones de arena para gatos, y algunas son más sostenibles que otras. Las arenas vegetales (de maíz, papel reciclado o madera) son más fáciles de desechar y se degradan naturalmente. Aunque suelen ser un poco más caras, ayudan a reducir tu huella ambiental.
El sitio Purina sugiere que “además de mantener limpia la caja, es recomendable cambiar toda la arena al menos una vez por semana para evitar acumulación de bacterias y malos olores”.
Puede parecer un detalle menor, pero la forma en que recoges y tiras los desechos de tu gato sí marca la diferencia. Y como responsables de su bienestar, también somos responsables del impacto que su rutina tiene en el planeta.
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Con una pala, una bolsa adecuada y un poco de conciencia, puedes cuidar a tu michi… ¡y también al medio ambiente!
Recuerda que lo publicado en Patas en Casa no reemplaza la opinión de un profesional de la salud animal. Antes de incluir o excluir cualquier elemento de su rutina, acude a un especialista certificado para obtener una recomendación que se adapte a las necesidades específicas de tu perrito o gatito.